La Farmacia de la Reina Madre: El Comercio más antiguo de Madrid
La placa conmemorativa que encontramos en la puerta de esta botica inaugurada durante el reinado de Felipe II y ubicada en el número 59 de la calle Mayor nos indica que, siendo 1578 su año de apertura, la Farmacia de la Reina Madre se erige como el comercio más antiguo de Madrid.
El origen de la Farmacia de la Reina Madre que data del 1578 (tan solo diecisiete años después del establecimiento de Madrid como Capital del Reino) se asocia con una botica instalada en la calle Sacramento por un reconocido alquimista veneciano al servicio de Felipe II. Hay teorías que afirman que este alquimista adquirió tal prestigio porque en su juventud fue el encargado de administrar drogas y brebajes al rey francés Francisco I durante su encarcelamiento en la Torre de los Lujanes.
Ya en el siglo XVIII, durante el reinado del primer rey Borbón español, Felipe V, esta botica se convirtió en la farmacia referente de la época. Al parecer el miedo a envenenamientos u otras conspiraciones en Palacio hacía que los miembros de la Familia Real no se fiaran de su propia Botica Real ubicada en el desaparecido Real Alcázar de Madrid, por eso preferían comprar todos sus medicamentos en este local. Este rey fue el que cedió el escudo real a la farmacia, para que lo pudieran usar en sus botes y cajas, así como en el mostrador del local. También se asocia al reinado de Felipe V el nombre del comercio más antiguo de Madrid, aunque hay diferentes teorías al respecto: por un lado, se asocia a su primera esposa, la Reina María Luisa de Saboya, que padeció de tisis y necesitó toda clase de remedios hasta su temprana muerte a los 26 años; la segunda teoría defiende que se le dio el nombre de Reina Madre en honor a la segunda esposa de Felipe V, Isabel de Farnesio, que, al igual que María Luisa, era italiana como sus propietarios y que tanto por su propia salud como por el delicado estado de su marido siempre confió en esta como su farmacia de confianza en detrimento de los dudosos farmacéuticos de Palacio.
En el año 1914 y como consecuencia del derribo del edificio de la calle Sacramento donde estaba ubicada originalmente, se trasladó a su establecimiento actual en el número 59 de la calle Mayor, en los bajos de un edificio de principios del siglo XX, muy cerca de la casa de Calderón de la Barca de la que ya os hablamos en un post anterior. Toda la estructura y el mobiliario originales de la Farmacia de la Reina Madre se trasladaron a este nuevo local por lo que la esencia de la botica permanece intacta: cajoneras y mostradores de caoba, techos de madera con vigas de época, paneles de preciosos azulejos de cerámica, botes y frascos antiguos con el dibujo del escudo real y que aún conservan el nombre de sus contenidos… hacen que entrar en este comercio sea como dar un salto en el tiempo hacia el pasado.
Entre las reliquias que encontramos en el comercio más antiguo de Madrid también hay recetas originales a nombre de personajes tan ilustres como Miguel de Cervantes, una vieja báscula para pesar bebés, fórmulas de pomadas, frascos que guardan todo tipo de anticuados remedios como polvo de momia, que al parecer se usaba para cuidar la gangrena… pero los secretos que esconde esta botica no quedan ahí ya que en ella también encontramos un pasadizo que conectaba la farmacia con el Palacio Real. En la actualidad el túnel se encuentra tapiado a los cinco metros de su entrada pero en su día sirvió para llevar los medicamentos a Palacio y existe una leyenda que dice que el famoso bandido madrileño del siglo XIX Luis Candelas lo utilizó en alguna ocasión para huir de las autoridades.
¡Pero aún hay más! Si bajamos hacia el sótano de la botica podremos incluso ver un trozo de la antigua muralla de Madrid. Recordad este rincón de nuestra bella ciudad porque, en plena calle Mayor, además de ser el comercio más antiguo de Madrid… ¡es toda una máquina del tiempo!
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