La Plaza de Cascorro – Una de las más castizas del Barrio de la Latina
En el artículo de hoy os traemos la historia de una de las plazas más castizas de Madrid, la plaza de Cascorro.
Situada a una calle recta desde la Plaza Mayor, y uniendo los barrios de la Latina con Lavapiés por ser inicio del famoso Rastro de los domingos, la plaza de Cascorro ocupa una importante posición en el imaginario local de los madrileños.
En primer lugar, tenemos una cuesta con la calle Ribera de Curtidores, epicentro del Rastro de Madrid, mercado que se celebra cada domingo. Este mercado atrae a locales, turistas, curiosos y coleccionistas ya que además de tener los típicos puestos de ropa de segunda mano, decoración, bisutería, ropa de deporte, de caza o de montaña, tiene una cantidad espectacular de anticuarios, restauradores, telares, mascotas y por supuesto libros raros.
La estatua que preside la plaza por ese lado representa a Eloy González, el héroe de Cascorro. Se suele dar este nombre al soldado pero lo cierto es que Cascorro es el lugar, y Eloy el hombre. Eloy González nació muy cerca de esta plaza, en el barrio de Lavapiés en la calle Mesón de Paredes.
Abandonado en una inclusa, Eloy creció pobre y se alistó en el ejército. Tras un altercado con un teniente fue enviado a prisión. El gobierno ofreció un indulto a los presos que se alistaran para ir a la Guerra de Cuba como voluntarios. El 6 de agosto de 1896 se ofreció voluntario para incendiar un fortín rebelde en el pueblo de Cascorro. Pidió a sus compañeros que le atasen una cuerda a la cintura para en caso de morir, poder recuperar su cuerpo y traerlo de vuelta a las posiciones españolas. Así sucedió más o menos. Con su bidón de gasolina y su antorcha allí que fue, siendo herido y volviendo gracias a la cuerda. Moriría a los pocos meses posiblemente de fiebres. Es curioso que en esta guerra la mayoría de bajas eran por enfermedad.
Eloy González se ganó las simpatías del pueblo de Madrid y se le conmemoró con esta estatua en el barrio en el que creció. Como los vecinos le conocieron, empezaron a llamar a la plaza “Cascorro”, hasta que se oficializó el nombre en 1913.
Por el otro lado de la cuesta, está la bajada de la calle Embajadores, así llamada porque la mayoría de embajadas extranjeras estaban aquí en la época de los Austrias. En el futuro le dedicaremos un artículo a esta calle. Al principio de la misma, podemos apreciar un curioso mural. Se trata del Mural de Cavestany, un homenaje al Rastro y a la bohemia de los 80, época de la llamada “Movida Madrileña”. Enrique Cavestany representa aquí a 35 personajes en el Rastro. Podéis encontrar incluso a Joaquín Sabina, teniendo en cuenta que se pintó en 1983. Se restauró recientemente en 2021.
Se recomienda pasear también por aquí entre semana, junto con la gente llena las terrazas, la mayoría vecinos de la zona que salen de trabajar, degustar alguna extravagancia menos habitual como los caracoles en “Los Caracoles”,
y no dejar de pensar en el chotis de Olga Ramos, “Si te casas en Madrid”.
pero el caso es que todo que llega de fuera y bebe a pitorro
a los dos meses vive mejor que si hubiera nacido en Cascorro
Yo le digo, forastero, que aunque no eres tú de aquí, lo serán tus herederos, si te casas en Madrid.
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