Pasaje de Matheu: Aquel pequeño Paris
Hay calles en Madrid como el Pasaje de Matheu que aunque hoy ofrezcan comida española tienen una esencia muy parisina.
Muy cerquita de la Puerta del Sol, a menos de un minuto, hay una calle llamada Pasaje de Matheu. Ahora mismo si uno pasa verá restaurantes con sus terrazas acompañadas de toldos en verano que extienden para dar buena sombra a sus clientes.
Pues cuando vea esta calle sepa usted que antes de que existiera lo que hay hoy en día había previamente en ese mismo lugar un convento, el de Nuestra Señora de la Victoria que se tiró abajo en 1843 y cuyo terreno fue comprado por el adinerado comerciante madrileño Manuel Matheu.
La galería Matheu aunque no era extensa sino más bien pequeña era una moderna galería comercial con estatuas dedicadas a los dioses del Comercio y de la Elegancia. Y es que, aquel pasaje estuvo cubierto por un techo de metal y vidrio que comprendían dos bloques, uno a cada lado de tres plantas de alto y todos ellos en almacenes dedicados al comercio y la venta (desgraciadamente demolidos también con posterioridad).
Hoy por hoy en Madrid, al igual que en el pasaje de Matheu, apenas queda rastro de las pequeñas galerías que tuvimos en la capital, pues pocas son las que han resistido al paso del tiempo y a la competencia con las grandes superficies. Pero en este pasaje también tuvimos esas famosas y admiradas galerías del Paris del siglo XIX copiadas por el resto de capitales europeas, entre las cuales estaba la nuestra.
En 1870 el Pasaje de Matheu fue el primer lugar de Madrid en albergar dos cafeterías con terraza en el exterior. Los propietarios de los dos cafés que albergaba el pasaje eran 2 franceses de posturas politicas totalmente diferentes. Uno habia huido de Francia tras ser masacrada la Comuna de Paris y al buscar refugio en Madrid abrió su «Café de Francia» en el pasaje de Matheu. Justo enfrente, otro compatriota francés de tendencia monárquica y conservadora abrió su «Café París», creando una pequeña Francia en un espacio minúsculo.
Un siglo más tarde esta idea de tener restaurantes, bares o cafeterias con mesas fuera del establecimiento se pondría de moda, se instalaría en la ciudad y el pasaje de Matheu acabaría adquiriendo la apariencia que tiene a día de hoy.
Así que cada vez que pases por esta calle de sitios de paellas y sangría recuerda que hubo un día en que fue un elegante pasaje cubierto que albergaba comercios con galerías y cafés parisinos de la que los madrileños de postín disfrutaron hace ya un tiempo.
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